Desde
hace ya nueve años viajo regularmente a Lisboa por motivos de trabajo.
En una de las primeras ocasiones (ya ha llovido desde entonces), un
quiosquero maleducado me estafó el cambio y encima me abroncó! La rabia
fue momentánea. Ahora recuerdo que no me dejé llevar por la ira,
simplente sentí pena porque la vida le acabaría tratando igual de mal
que lo estaba haciendo conmigo. Esta semana, la causalidad ha hecho que
tuviese que reservar un hotel cerca. Ya no está el quiosquero y el
quiosco está cerrado.
Lisboa
es una capital con una luz especial, como lo son algunos de los amigos
que tengo allí y también en Madeira, isla con la que tengo algo más que
lazos familiares. Namasté.
© Manel Aljama (octubre 2011)
Hola Manel:
ResponEliminaSon cosas que pasan.
A veces si que hay el efecto bumerán, que quien la hace la paga.
Una abraçada desde Valencia, Montserrat