Un día hubo una vez un gran incendio en la selva, Todos los animales corrieron asustados y temerosos de morir quemados. Uno de ellos, un pequeño mono subió a una palmera para ver desde lo alto cómo se quemaba la selva. En eso vio cómo un Colibrí pequeñito, pequeñito, volaba con gran premura hasta el lago cercano. Llenaba su piquito con agua, una o dos gotas solamente, regresando velozmente a derra7mar el líquido sobre el gran fuego que amenazaba con destruirlo todo. El Monito veía con cuánto afán iba y venía el colibrí, derramando gotitas de agua sobre el voraz incendio.
De pronto le gritó:
—¡Eehhh!, ¡Colibrí! ... ¡No seas necio, tan tonto! ...¿Tú crees que con tu trabajo vas a apagar ese fuego? ¡No podrás nunca lograrlo! ... ¿Qué no ves que él es más grande que tú? No seas tan tonto, animalito del Señor - dijo el Monito.
Entonces, el Colibrí lo miró fijamente a los ojos y le dijo:
—Mira Monito, yo soy muy pequeño y tal vez no logre apagar este fuego, pero sí te diré una cosa, por lo menos yo estoy haciendo algo y nadie me dirá jamás que me quedé sentado viendo ¡cómo se quemaba la selva sin hacer nada!
Entonces el Colibrí regresó a seguir con su tarea.
El monito se sintió incómodo por la lección que recibió, bajó de la palmera y corriendo fue al lago a llenar sus fauces y sus manos de agua, regresó a la selva y arrojó al fuego el preciado líquido. Otros animales, al ver lo que hacían se fueron sumando a la tarea y apagaron el fuego, salvando así su hogar.
A veces sentimos que estamos apagando un incendio en la selva.
Sé colibrí. HAZ TU TRABAJO e invita a todos a trabajar en equipo y derramar todas las gotas de agua que se pueda.
¡¡¡NO TE QUEDES NUNCA OBSERVANDO CÓMO SE QUEMA LA SELVA!!!